jueves, 3 de diciembre de 2009

Un "profe" muy exigente

Hoy he conocido el motivo por el cual cierta persona no se presentó a la tercera sesión del curso "Técnicas para hablar en público" que he conducido recientemente para un Ministerio: "el profesor era muy exigente".

Esta noticia me ha hecho reflexionar. Primero no me gustó, me hizo pensar que no había sido capaz de sintonizar en la debida forma con todos los participantes, detalle malísimo para un entrenador. Después lo he interpretado de otro modo, encontrando aspectos positivos y reforzando el valor del esfuerzo como epicentro del desarrollo y del progreso profesional (y personal también, por supuesto).

A veces, el problema es la pasión
Siempre se destaca lo decisivo que resulta para el éxito en general aplicar pasión a lo que hacemos. Un servidor participa de esa creencia y acumula numerosísimos ejemplos que atestiguan que una labor hecha de forma rutinaria, es decir, sin pasión alguna pasa desapercibida.

En coherencia con ello, uno procura empujar (en ocasiones, tirar) con pasión en el desempeño de su trabajo a las personas para las que trabaja. Me doy cuenta sin embargo, después de respuestas como la comentada más arriba, que en ocasiones la pasión es un problema. Prometo seguir mejorando.

Bien, como un servidor tiene hoy un buen día, voy a obsequiarles con un corte espléndido de una película argentina no menos formidable: No sos vos, soy yo. En la cinta, un extraordinario Diego Peretti interpreta a un tipo que ha sido abandonado por su esposa y visita al psicólogo, papel que borda uno de los integrantes de Les Luthiers. Disfruten del fragmento y encuentren la metáfora de "la pasión".

Que les vaya bien.

7 comentarios:

  1. Muy buen argumento. La pasión es el motor que mueve la vida y su ausencia un punto muerto en el que se consume combustible pero no se avanza.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Josep, gracias por la amabilidad de pasar, leer, comentar y seguir.

    Exacto, es como acelerar con el punto muerto, sin marcha engranada.

    Abrazo

    ResponderEliminar
  3. Es muy importante en los equipos de trabajo conseguir personas que simplemente sean capaces de generar pasión en sus compañeros y sean aglutinadores de la misma.

    Algo así como unos gestores de comunidad que no aportan por ellos mismos pero son capaces de que los demás aporten

    ResponderEliminar
  4. Mmmmmm .... es un tema muy habitual ... con la metáfora de la Zona de Confort: no todos tenemos la misma Zona (en tamaño y forma). Y debemos ser capaces de entender cuál es la de nuestros interlocutore (lo cual no siempre es tan fácil :(((

    ResponderEliminar
  5. Hola, Jaime, un placer verte por aquí. Te refieres probablemente a esa figura que facilita, que cohesiona, que en caso de éxitos del equipo tiende a dejar que otros los capitalicen. ¡Valiosísimo!

    Hola, Jose, qué bueno que viniste. Tienes razón, la ZC está en el origen del comportamiento de esta persona. Pronto supo que iba a ser desafiada, intuyó que le supondría esfuerzo y prefirió quedarse en su círculo más pequeño. Buen punto, JD.

    ResponderEliminar
  6. ¡Vaya! Y es que en ocasiones las pasiones no confluyen, o toman sentidos distintos, o no son equivalentes. A veces, los puntos de presión (bastante alejados de la zona de confort a la que os referís Jose y tú) son difíciles de encontrar, sobre todo si aparece en escena la displicencia como en el caso de tu alumno.
    Un buen ejemplo, Alfonso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Hola Germán, gusto de verte por aquí.

    En este caso, alumna, aunque lo fue de forma incompleta. Tienes mucha razón, las pasiones eran divergentes: ella deseaba figurar, perorar, aleccionar... Cuando encontró que el 'profe' procuraba enfocar su energía hacia el aprendizaje, desistió.

    Así las cosas.
    Otro abrazo para tí.

    ResponderEliminar