Interesantes jornadas de trabajo con profesionales de una importante corporación aseguradora. Gente trabajadora, comprometida con su empresa, crítica con sus defectos y defensora de sus virtudes.
De los numerosos aprendizajes que han surgido después varias horas de convivencia con los mencionados profesionales extraigo un comentario que, a la sazón, da título a esta entrada: "La mesa de despacho era una puerta..." Aludía la persona que lo pronunció a los orígenes que ella vivió en la empresa; a la precariedad de estructura, procesos y medios que debió padecer hasta la efectiva organización; a la ilusión, sin embargo, que prevalecía entre compañeros, empleados y directivos; a que ésta fue la clave para avanzar y consolidar una situación de cambio.
Decía Nicolás Maquiavelo que "nada hay más difícil de conducir, ni más inquietante con respecto al éxito, ni más fatigoso de gestionar que el comienzo de un nuevo orden de las cosas". Muchos años antes alguien había escrito que "todo fluye, todo cambia, nada permanece excepto el cambio" (Heráclito).
Así pues, tres certezas: una, que el cambio es constante, que cuando algo ha cambiado debe seguir haciéndolo; dos, que la inquietud ante nuevas situaciones aparece siempre; tres, que la ilusión es ingrediente necesario (y a veces suficiente) para seguir avanzando.
¿Trabajamos la ilusión?
Que tengan un buen día, aunque su mesa de despacho sea una puerta.
Buenos días Alfonso...fantástica reflexión la que nos presentas hoy.
ResponderEliminarLa ilusión es una de las piezas del motor de cualquier organización o proyecto. No es la única, sin embargo como muchas veces comparto, cuando "queremos" algo, se nos ilumina la cara y la mirada y eso irremediablemente se contagia, como los bostezos...Siempre existen opciones de elegir, y como bien compartes, me quedo con la ilusión de seguir cambiando....
Buen fin de semana Alfonso...
¡Qué bien verte por aquí, Begoña!
ResponderEliminarDices bien: algunas emociones son especialmente contagiosas. De hecho, es un placer estar cerca de gente que las transmite.
No dejes de venir, que aportas mucho.
Buen fin de semana, igualmente.
ASV
Estupendo paralelismo con la evolución y la conveniencia de la precariedad inicial para mantener el valor de lo construido. Siguen siendo proclives al cambio y mantienen el valor de la ilusión a pesar de inquietudes lógicas y naturales en la empresa. Ese refuerzo natural será difícil de obnubilar y seguirá consolidando sucesivos avances. Quizá lentos, pero seguros.
ResponderEliminarGracias por compartir la experiencia.
Un abrazo.
Gracias por comentar, Germán.
ResponderEliminarLa precariedad inicial, las estrecheces, dificultades, barreras, etc. a algunos sirve para resaltar y, como bien dices, mantener el valor de lo construido.
Ven cuando quieras.
Buena semana.
ASV
Cuando se cierra una puerta se abre una ventana, quizá los trabajadores de la aseguradora vieron luz por la ventana al trabajar en cerrar bien la puerta.
ResponderEliminarGracias Alfonso. feliz domingo a tod@s.
Mari Cruz
Buenas Alfonso, me decanto por lo último ¿Tenemos ilusión? El encargado de elo ¿lo sabe hacer?
ResponderEliminarDificil pregunta y respuesta en tiempos dificiles como estos en lo que nos encontramos.
Yo creo que la base de todo cambio debe de ser motivación como sinónimo de ilusión.
Quien no se ilusiona, no cambia.
Un saludo
Hola Mari Cruz, tardé en llegar pero aquí estoy. Si vieras lo que me cuesta a veces lograr que algunos abran otras ventanas, aunque sólo sea para mirar... Sigo en ello, malgrè tout.
ResponderEliminarY hola, José Luis, que te hablo a orillas del Guadalquivir. De acuerdo, si no quieres no cambias. Y cuando ya lo has hecho, aún no has terminado. Sans final.
Au revoir.
(Oiga, que pertenezco a la generación del francés, un respeto)
ASV
A veces se nos olvidan cosas tan básicas como esta: es la ilusión la que nos hace avanzar, más aún cuando nos abrimos camino en un proyecto totalmente nuevo, en una situación totalmente adversa...; es la ilusión la que nos hace asumir el cambio con toda naturalidad; es la ilusión la que nos empuja a superar los contratiempos del día a día... Y lo más importante: es nuestra Responsabilidad contagiar la ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo, Alfonso.
Ángel, cuánto tiempo y qué alegría verte por aquí.
ResponderEliminarGracias por recordar verdades como puños, en especial la que aludes sobre "nuestra responsabilidad de contagiar..."
Espero que todo marche bien.
ASV
Hola Alfonso:
ResponderEliminarLos comentarios a tu entrada me influyen tanto como tu propia entrada a la hora de comentar.
La ilusión del pionero debería ser un tesoro que se pudiera licuar para hacer pócimas con las que nutrir a los que vienen detrás. Igual que con la ilusión, con algunas otras cosas no estaría mal hacer lo mismo.
Otra línea de comentario sería que, en eso de ver quién cuenta la historia y tú que vienes del mundo del deporte podrás entenderlo bien, no sé si sucede como en el ciclismo, que en etapas al sprint todo el equipo se sacrifica y no sale en los papeles para darle protagonismo a la estrella que, al final de la etapa, es al único al que preguntan. En otras palabras, sucede como con aquel maravilloso decálogo que describía los procesos de fusión y que en su último artículo proclamaba la "entrega de medallas a los no participantes", otros distintos a los que no se dejaron la piel e incluso murieron en el intento y que asoman la cabeza sin haberse despeinado apenas.
Un abrazo.
Hola Josep, saludos desde tu tierra y gracias por comentar.
ResponderEliminarEn cierto modo la ilusión del pionero se licúa, y lo hace en forma de visión, ese concepto a veces tan evanescente manejado en "management".
Entiendo la metáfora del ciclista al sprint, y me gusta. Y me temo que ha sido, es y seguirá siendo así que algunos sobresalen y otros logran que aquéllos sobresalgan.
Es la vida ¿no crees?
ASV