Sherlock Holmes, el mítico personaje de Conan Doyle, pulsaba la tecla ESC cuando notaba en mitad de una investigación que las piezas no encajaban. Para desesperación del Dr. Watson, solía tocar el violín o servirse un ‘gin-tonic’ mientras observaba las flores de su jardín. Curiosamente, nueve de cada diez veces que actuaba así encontraba la solución al problema y, finalmente, descubría al culpable.
Consciente o inconscientemente Holmes seguía una técnica de producción de ideas que muy gráficamente condensó James Webb Young (precursor de la agencia de Publicidad Young & Rubicam) en su interesante y recomendable libro “Una técnica para producir ideas”. Y tal vez la fase más importante de dicha técnica era, precisamente, pulsar la tecla ESC, es decir, alejarse y olvidarse del asunto que le ocupaba y dejar trabajar al inconsciente.
Tal vez, querido lector, tengas algún tema entre manos en que las piezas no acaben de encajar. Si el asunto es profesional no es mala cosa que consideres la posibilidad de contar con la ayuda de un ‘coach’ y que pulses, con su ayuda, la mencionada tecla.
Que tengas un buen día.
ASV
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